martes, 27 de septiembre de 2011
Jack Kerouac - "Los subterráneos".
martes, 2 de agosto de 2011
sábado, 30 de julio de 2011
Paz.
El café
Está sentada
Una pareja de mediana edad.
Han terminado de comer
Y están bebiendo una cerveza
Cada uno.
Son las 9 de la noche.
Ella está fumando un cigarrillo.
Luego él dice algo.
Ella asiente.
Luego habla ella.
Él sonríe, mueve la mano
Luego se quedan callados.
A través de la persianas
Junto a la mesa
Parpadea
Una luz roja de neón.
No hay guerra
No hay infierno.
Luego él levanta su botella
De cerveza.
Es verde,
Se la lleva a los labios
Le da un sorbo.
Es una Coronet.
Ella tiene el codo derecho
Apoyado sobre la mesa
Y en la mano
Sostiene el cigarrillo
Entre el pulgar y
El índice
Y cuando ella le mira
Fuera las calles
Florecen
En la noche.
Suerte
Hubo una vez
En que fuimos jóvenes
Dentro de esta máquina
Bebíamos
Fumábamos
Tecleábamos
Fue un tiempo de
Esplendor
Un milagro
Aún lo es
Solo que ahora
En vez de
Ir hacia el tiempo
Es el tiempo
El que viene hacia nosotros
Y hace que cada palabra
Taladre
El papel.
Clara
Rápida
Contundente
Alimentando
Un espacio
Que se cierra.
Vuelvas a casa.
No te imaginas cuanto bien me hacen tus caricias.
En este viaje campo adentro,
una estampida de luciérnagas nos atrapa.
Ya me siento mejor, mucho mejor.
Se hizo tarde,
es hora de que vuelvas a casa.
martes, 26 de julio de 2011
jueves, 21 de julio de 2011
Comptine d'un autre été.
resultaba fútil aquella madrugada
en que se eclipsaban tu dos y mi dos.
Y yo, resignándome a estropear
la luz de mi contorno
quebrantado por tus ojos lacerantes.
Y vos, y tu misterio, tan nocturno
tan ilegible
confundiéndose en el éter.
Y vos, y tu voz haciendo un eco
infinito, perpetuo
que penetraba mis crónicas.
Y una vez más vos, así,
tan vos, tan espontáneo
lastimando con tus besos despiadados.
Y vos, y tu silencio anestésico
que ejecuta a gritos
mi efímero plan.
Y.
martes, 19 de julio de 2011
Toco tu boca.
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Julio Cortázar.
(Rayuela, capítulo 7).
viernes, 8 de julio de 2011
lunes, 4 de julio de 2011
A la puta que se llevó mis poemas.
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡Por Dios!
¡Doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡Es intolerable!
¿Tratas de joderme como a los demás?
¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero? Usualmente
lo sacan de los dormidos y borrachos pantalones enfermos en el
rincón.
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete de
cincuenta,
pero mis poemas no.
No soy Shakespeare
pero puede que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros;
Siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
"veo que he creado muchos poetas
pero no tanta poesía."
viernes, 1 de julio de 2011
miércoles, 29 de junio de 2011
lunes, 6 de junio de 2011
Para vestirte hoy.
martes, 31 de mayo de 2011
BINAH.
martes, 24 de mayo de 2011
Happy Birthday Mr. Tambourine!
toca una canción para mi.
Canta y expresa lo mejor de ti
enséñame a vivir, a reír, a sentir.
Señor de los Tambores,
a quien nunca se creyó trovador
aquel que ni a fama, ni a dinero privilegió
y así aun, tantas cabezas revolucionó.
Señor de los Tambores,
soplando el viento en busca de una respuesta
manteniendo viva la generación de amor, paz y coraje
déjame entender ese simple pero profundo mensaje.
Señor de los Tambores,
que tan afablemente perseveró y triunfó
nunca se sintió abrumado ni vencido
y no necesitó más de una armónica para sentirse complacido.
Señor de los Tambores,
pocas veces reconocido como debería ser
tus contemporáneos no pudieron ver ni comprender
lo que la música te debe y te va a deber.
Señor de los Tambores,
ayúdame a entender, a soportar esta sociedad
estos tiempos modernos, gente tan difícil de saciar
y a unos años a los que parece imposible intentar cambiar.
Señor de los Tambores,
ejemplo de vida, arte y poesía
salvador ejemplar de pensamiento y conciencia
déjame, a través de tu melodía, ofrecerte mi compañía.
Señor de los Tambores, una vez mas
toca una canción para mi.
domingo, 22 de mayo de 2011
Vamos a ver cómo es...
domingo, 15 de mayo de 2011
Tranvía.
No es posible saber qué silogismos se trenzaron en su cabeza. El caso es que se detuvo en una esquina y se puso a esperar.
Ya era tarde. Pasaron horas. Un paseante curioso se le acercó.
—Lo veo desorientado ¿Puedo ayudarlo?
—No, gracias. Estoy esperando el tranvía.
El hombre le informó que hacía muchos años que ya no pasaban tranvías por allí.
—No importa. Esperaré.
Cada tanto se asomaba hasta el medio de la calle y un poco agachado escudriñaba el horizonte.
A veces caminaba algunos metros por la calle lateral, hasta que súbitamente volvía corriendo a la esquina, temeroso de que el tranvía apareciera justo en medio de sus modestas excursiones.
Más tarde, recordó que en este mundo las cosas se demoran cuando perciben que son esperadas. Resolvió ejercer el disimulo mirando en todas direcciones menos en aquella por la que podría aparecer el tranvía.
Llegó el amanecer. Vecinos madrugadores le sugirieron la conveniencia de tomar el colectivo 107 pero Mandeb ya había tomado una decisión.
Durante la mañana, hizo algunas amistades ocasionales. El tránsito era un poco más denso, lo que lo obligaba a prestar más atención.
Llegó la tarde y otra vez la noche. En verdad pasaron muchos días. Por momentos Manuel Mandeb sentía que su fe se quebrantaba. Muchas veces sintió la tentación de optar por otros medios de transporte que se le ofrecían seguros, concretos, convincentes. Pero él esperaba el tranvía.
Las gentes del lugar le cobraron cierta simpatía y le convidaban pan y vino. En cierta ocasión fue a comprar cigarrillos y al volver pensó que tal vez en su ausencia el tranvía había pasado. Algunas personas le aseguraron que no, pero un hombre que espera tranvías no confía en nadie.
A veces se engañaba con luces prometedoras que finalmente eran el desengaño de un camión. A veces sentía que el momento estaba cerca y hasta llegaba a contar las monedas.
Nadie puede saber cuándo sucedió. Pero una noche, en el fondo de la calle apareció una luciérnaga. Y luego se oyó un llanto mecánico. Poco después, amarillo y reluciente, un hermoso tranvía se detuvo frente a Manuel Mandeb. Desde el interior, un guarda fantasmagórico lo miró como convidándolo.
Mandeb permaneció quieto unos instantes y luego, sin decir nada, se alejó caminando lentamente. Un rato más tarde subió en un taxi y con voz firme ordenó:
—Artigas y Aranguren.
miércoles, 11 de mayo de 2011
Ventana sobre una mujer / 3.
Nadie podrá matar aquel tiempo, nadie nunca podrá: ni siquiera nosotros.
Dice el almanaque que aquel tiempo, aquel tiempito, ya no es; pero esta noche mi cuerpo desnudo te está transpirando.
lunes, 2 de mayo de 2011
sábado, 30 de abril de 2011
Gracias, Ernesto!
martes, 26 de abril de 2011
I dare you.
lunes, 25 de abril de 2011
Revolucione.
sábado, 23 de abril de 2011
Haga lo que quiera.
miércoles, 20 de abril de 2011
lunes, 11 de abril de 2011
¡Que viva la Revolución!
domingo, 27 de marzo de 2011
Por favor, váyase.
Había esperado unas dos horas hasta que sonó el teléfono.
Si bien sabe cuánto me irrita esperar, no tuvo que escuchar quejas aquella noche.
Pensé que se había ido, diciendo no sé qué cosa, o talvez yo había soñado, o me había parecido que usted se iba, y no podía distinguir si había algo realmente que separara la luz de la mañana de su cara.
Quizás fue cierto, porque, ahora que recuerdo bien, yo lo miraba entre dormida y de reojo, creo que lo escuchaba hablar, no sé si renegaba o me estaba diciendo alguna cosa, pero una vez que intercambiamos los roles, usted dijo algo como que no hacía bien mi papel, mientras me tocaba y pensaba en vaya uno a saber qué cosa, porque sonrió con la mirada perdida, y yo tuve tiempo de sacarle una foto en mi cabeza.
Le confieso, casi con vergüenza, que me gusta esto de congelar los momentos, usted sabe, eso de tocarlo cuando el amanecer se hace cómplice de nuestras miradas, de respirar su aliento en las penumbras, de cómo sus manos comienzan a bajar por mi espalda.
Los dos conocemos demasiado ese juego como para creer en él, sin embargo, seguimos dejando que nuestras piernas duerman enroscadas, que sus labios rocen mi cintura.
Es preciso que me abandone. Creo que escoger el silencio en lugar de dibujarlo todo con palabras haría que usted resbale al olvido, en lugar de interrogarme.
Yo sé que su esfuerzo por hacerme reír es compensado por lo poco que le cuesta besarme, y lo bien que lo hace, pero me parece mejor que se retire, y que deje todo como está: el dibujo de las sábanas sin cambiar, sus pies jugando con los míos, el calor de su respiración entrecortada sobre mis hombros, sus ojos entreabiertos, sus dedos perdiéndose en mi pelo.
A lo mejor es por todo eso que prefiero que se vaya, usted sabe que elijo mis propios sueños, donde nunca jamás a nadie se le ocurriría abandonarme.
Me da gracia, porque me creo capaz de admitir que todo esto es hermoso, y que mañana, a eso de las tres, usted saldrá a mi encuentro, pasará a buscarme por el lugar de siempre, para ir por caminos inventados, bajo las luces menos pensadas, en el amanecer que otra vez nos envuelve.
Pero antes que eso suceda, le pido por favor, váyase.
Y.