jueves, 20 de diciembre de 2012


"Te escribí un poema la otra noche, cuando caminaba con mis dedos sobre tu percha y vos dormías y yo sentía la felicidad de la incertidumbre, la felicidad que solo te da el no saber qué va a ser. Y ahí mismo, en esa eterna charla en la que me decís con la mirada que hay algo más, y yo te digo todo y te doy todo lo que te puedo dar, que no son más que un par de besos en la espalda, y mientras jugás en mí y yo te pienso, y te quiero así, mientras dormís, y te recorro en cada rincón con la mirada, y congelo todas esas imágenes en mi cabeza, tengo un álbum grande con imágenes en mi cabeza. Y te grito, con la mirada segura que no sabe dónde va, y vos me decís con esos ojos que todo va a pasar, y yo te digo todo con una canción, o quizás con un beso, o quizás cuando me agarrás la mano y yo quiero quedarme así y no despertar, porque después de todo, a nadie le enseñaron cómo vivir, por eso siempre te digo que todo se nos está perdonado de antemano y a la vez todo se nos está permitido de alguna manera, entonces no me queda nada más que sonreír cuando te vas, porque vos tampoco sabés que vas a volver, y así como en un loop infinito te quiero ver, sin pensar en nada, dejando que todo pase, como pasan las cosas sin que podamos detenerlas, y ahí es donde entiendo que somos dos cositas, saltando en caminos paralelos, por ahí con los mismos sueños, o quizás las mismas penas, y entonces te siento, te siento acá, no sé bien dónde pero acá, y me falta un poco el aire, o la voz, pero es porque sé que estás, y qué son estas dos manos si no sos vos, vos que volviste y con vos volvió la pluma que dibuja en esta hoja todo lo que veo a través de vos, y también pienso, desde la felicidad de la incertidumbre, que nada más que algo bueno puede salir de esta vuelta, pero nadie sabe, nadie, ni vos, ni yo, ni nosotros sabemos, porque qué es esto sino un montón de incertidumbre acumulada en instantes, y cuánto dura un instante sino un beso en la frente tuyo, y esos ojos que me piden a gritos que no me vaya, y me quedo, me quedo justamente porque no sé lo que quiero, nadie sabe lo que quiere, pero tengo una única certeza, y es que no me quiero ir, al menos hoy, sin que me beses la espalda y me mires con esa carita que ya sabés, y después no sé, después no hay nada, porque al fin y al cabo estamos de paso, y es todo tan liviano que querés salir corriendo, y no, yo te voy a agarrar la mano hasta que llegues bien alto y puedas andar solito, porque en este juego es así, uno va solito, podemos ir juntos, uno al lado del otro, pero solitos."