domingo, 27 de marzo de 2011

Por favor, váyase.

Había esperado unas dos horas hasta que sonó el teléfono.

Si bien sabe cuánto me irrita esperar, no tuvo que escuchar quejas aquella noche.

Pensé que se había ido, diciendo no sé qué cosa, o talvez yo había soñado, o me había parecido que usted se iba, y no podía distinguir si había algo realmente que separara la luz de la mañana de su cara.

Quizás fue cierto, porque, ahora que recuerdo bien, yo lo miraba entre dormida y de reojo, creo que lo escuchaba hablar, no sé si renegaba o me estaba diciendo alguna cosa, pero una vez que intercambiamos los roles, usted dijo algo como que no hacía bien mi papel, mientras me tocaba y pensaba en vaya uno a saber qué cosa, porque sonrió con la mirada perdida, y yo tuve tiempo de sacarle una foto en mi cabeza.

Le confieso, casi con vergüenza, que me gusta esto de congelar los momentos, usted sabe, eso de tocarlo cuando el amanecer se hace cómplice de nuestras miradas, de respirar su aliento en las penumbras, de cómo sus manos comienzan a bajar por mi espalda.

Los dos conocemos demasiado ese juego como para creer en él, sin embargo, seguimos dejando que nuestras piernas duerman enroscadas, que sus labios rocen mi cintura.

Es preciso que me abandone. Creo que escoger el silencio en lugar de dibujarlo todo con palabras haría que usted resbale al olvido, en lugar de interrogarme.

Yo sé que su esfuerzo por hacerme reír es compensado por lo poco que le cuesta besarme, y lo bien que lo hace, pero me parece mejor que se retire, y que deje todo como está: el dibujo de las sábanas sin cambiar, sus pies jugando con los míos, el calor de su respiración entrecortada sobre mis hombros, sus ojos entreabiertos, sus dedos perdiéndose en mi pelo.

A lo mejor es por todo eso que prefiero que se vaya, usted sabe que elijo mis propios sueños, donde nunca jamás a nadie se le ocurriría abandonarme.

Me da gracia, porque me creo capaz de admitir que todo esto es hermoso, y que mañana, a eso de las tres, usted saldrá a mi encuentro, pasará a buscarme por el lugar de siempre, para ir por caminos inventados, bajo las luces menos pensadas, en el amanecer que otra vez nos envuelve.

Pero antes que eso suceda, le pido por favor, váyase.


Y.

lunes, 21 de marzo de 2011

A su amor, allí.


Cuatro pasos hacia atrás,
y él se encontró ya sin sonido...
y hay otros golpes de sus pies...
sobre la arena,
que huele a madre.
Mientras que desde un hangar,
cae luz que tragará,
y no hablará.
Como no puedes saltar la pared,
y así regresar,
a su amor, allí...
Lejos, todo encaja mal...
la ciudad quedó marchita,
la gente ya se cansó de golpear y golpear...
Inmutable en el reloj,
un adiós,
y un beso al fin en el andén...
Como no puedes saltar la pared,
y así regresar,
a su amor, allí...
a su amor, allí...
Nena,
que temprano estás...
buscando un abrigo,
¿quién te lo dará?
solo escucha la canción,
desde el rumor...
Cuatro pasos hacia atrás,
y él se encontró ya sin sonido...
y hay otros golpes de sus pies...
sobre la arena,
que huele a madre.
Desnucado el oficial,
disparó...
y alguien cae,
y yo no soy...
Como no puedes saltar la pared,
y así regresar,
a su amor, allí...
a su amor, allí...
Nena,
que temprano estás...
buscando un abrigo,
¿quién te lo dará?
solo escucha la canción,
desde el rumor...

L.A.S.

¡hola otoño! te veo en las hojas...

miércoles, 9 de marzo de 2011

la libertad en un collage.


"Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen".

E.G.

martes, 1 de marzo de 2011


"cada segundo así
es egoísmo puro,
tu sombra lejos de mí.

las hojas y el otoño
parados frente a mí
son como gotas gigantes.

no puedo ser ni atardecer
sin verme en vos
sin encontrarme, sin encontrarte".